miércoles, 24 de junio de 2009

Causas de la caída del cabello

Uno de los problemas más comunes que nos viene en el salón es la caída del pelo. Para hablar mejor de esto hemos de diferenciar entre caída de cabello de hombre y de mujer.

Hay que aclarar que a todos se nos caen unos 100 cabellos diarios, al tener en cuenta la cantidad de cabello que tenemos es prácticamente imperceptible.

En la mujer hay tres causas:

1. Por estrés: Cuando se está en un estado de tensión por trabajo o temas personales…

2. Por mala alimentación: Cuando la dieta no es equilibrada y no tiene alimentos que le aporten hierro al organismo como frijoles, garbanzos y lentejas que ayudan a fortalecer el cabello.

3. Por el parto: En este período el cuerpo de la mujer (al igual que durante el embarazo) sufre cambios hormonales, eso hace que en ese momento parte del cabello muera.
La caída no es instantánea dándose unos tres meses después de dar a luz, ya que desde que un cabello muere hasta que cae pasan entre dos a cuatro meses.

En el hombre hay dos causas.

1. Por estrés (antes mencionada).

2. Caída hereditaria: Esta caída es irremediable con el matiz que si usas productos adecuados para frenarla vas a retrasar el proceso unos años.

No todos los tipos de caída se tratan de la misma forma, al igual que no todos los productos del mercado van bien. Siempre hemos de ir donde un estilista profesional para detectar el problema exacto y como tratarlo.

Fuente: La Presa Gráfica - El Salvador

jueves, 18 de junio de 2009

Julio Cortázar - Pérdida y recuperación del pelo


"Para luchar contra el pragmatismo y la horrible tendencia a la consecución de fines útiles, mi primo el mayor propugna el procedimiento de sacarse un buen pelo de la cabeza, hacerle un nudo en el medio y dejarlo caer suavemente por el agujero del lavabo. Si este pelo se engancha en la rejilla que suele cundir en dichos agujeros, bastará abrir un poco la canilla para que se pierda de vista.

Sin malgastar un instante, hay que iniciar la tarea de recuperación del pelo. La primera operación se reduce a desmontar el sifón del lavabo para ver si el pelo se ha enganchado en alguna de las rugosidades del caño. Si no se lo encuentra, hay que poner en descubierto el tramo de caño que va del sifón a la cañería de desagüe principal. Es seguro que en esta parte aparecerán muchos pelos, y habrá que contar con la ayuda del resto de la familia para examinarlos uno a uno en busca del nudo. Si no aparece, se planteará el interesante problema de romper la cañería hasta la planta baja, pero esto significa un esfuerzo mayor, pues durante ocho o diez años habrá que trabajar en algún ministerio o casa de comercio para reunir el dinero que permita comprar los cuatro departamentos situados debajo del de mi primo el mayor, todo ello con la desventaja extraordinaria de que mientras se trabaja durante esos ocho o diez años no se podrá evitar la penosa sensación de que el pelo ya no está en la cañería y que sólo por una remota casualidad permanece enganchado en alguna saliente herrumbrada del caño.

Llegará el día en que podamos romper los caños de todos los departamentos, y durante meses viviremos rodeados de palanganas y otros recipientes llenos de pelos mojados, así como de asistentes y mendigos a los que pagaremos generosamente para que busquen, separen, clasifiquen y nos traigan los pelos posibles a fin de alcanzar la deseada certidumbre. Si el pelo no aparece, entraremos en una etapa mucho más vaga y complicada, porque el tramo siguiente nos lleva a las cloacas mayores de la ciudad. Luego de comprar un traje especial, aprenderemos a deslizarnos por las alcantarillas a altas horas de la noche, armados de una linterna poderosa y una máscara de oxígeno, y exploraremos las galerías menores y mayores, ayudados si es posible por individuos del hampa, con quienes habremos trabado relación y a los que tendremos que dar gran parte del dinero que de día ganamos en un ministerio o una casa de comercio.

Con mucha frecuencia tendremos la impresión de haber llegado al término de la tarea, porque encontraremos pelo (o nos traerán) pelos semejantes al que buscamos; pero como no se sabe de ningún caso en que un pelo tenga un nudo en el medio sin intervención de mano humana, acabaremos casi siempre por comprobar que el nudo en cuestión es un simple engrosamiento del calibre del pelo (aunque tampoco sabemos de ningún caso parecido) o un depósito de algún silicato u óxido cualquiera producido por una larga permanencia en una superficie húmeda. Es probable que avancemos así por diversos tramos de cañerías menores y mayores, hasta llegar a ese sitio donde ya nadie se decidirá a penetrar: el caño maestro enfilado en dirección al río, la reunión torrentosa de los detritos en la que ningún dinero, ninguna barca, ningún soborno nos permitirán continuar la búsqueda.

Pero antes de eso, y quizá mucho antes, por ejemplo a pocos centímetros de la boca del lavabo, a la altura del departamento del segundo piso, o en la primera cañería subterránea, puede suceder que encontremos el pelo. Basta pensar en la alegría que eso nos producirá, en el asombrado cálculo de los esfuerzos ahorrados por pura buena suerte, para escoger, para exigir prácticamente una tarea semejante, que todo maestro consciente debería aconsejar a sus alumnos desde la más tierna infancia, en vez de secarles el alma con la regla de tres compuesta o las tristezas de Cancha Rayada".

Un cabello sano y fuerte toda la vida


Schwanek es una organización con una trayectoria y experiencia de más de 45 años en la recuperación del cabello en forma totalmente natural a través de la Gimnasia Capilar, un método completamente distinto a todo lo conocido en tratamientos para el cabello.